Madrid: quando il Barocco incontra la Street Dance

Quando il Barocco incontra la danza urbana: una travolgente reinvenzione delle Indes galantes

La sontuosa opera-ballet Les Indes galantes di Jean-Philippe Rameau, capolavoro del 1726, è tornata in scena in una veste che travalica ogni aspettativa tradizionale. Ma qui non si tratta solo di una nuova interpretazione: ciò che abbiamo avuto il privilegio di vedere è una radicale rifondazione, una fusione inedita e ardita tra musica barocca e danza urbana, frutto della collaborazione tra il direttore Leonardo García-Alarcón e la coreografa Bintou Dembélé. Il risultato è un’opera ibrida, inafferrabile, capace di scuotere profondamente lo spettatore, ricordandoci che l’anima di alcuni esseri umani sembra fatta solo di movimento e suono.

Con rigore musicale e libertà coreografica, García-Alarcón e Dembélé hanno costruito un “concerto coreografico” che abbatte ogni confine tra stili e generi. La Cappella Mediterranea e il Choeur de Chambre de Namur si sono uniti alla compagnia di danza Structure Rualité in un’opera totale in cui l’equilibrio fra epoche e linguaggi si fa teatro puro, fisicità esuberante, tensione costante. Un’opera che non solo rinnova il genere operistico, ma lo rilancia nel presente, dimostrando la sua capacità di metamorfosi e attualizzazione. Non si tratta di dare nuova vita al Barocco, ma di rivelarne la persistente vitalità.

In sala, nessuna barriera. L’orchestra suona tra il pubblico, i musicisti seguono il gesto del direttore senza spartiti, immersi in penombra. I danzatori invadono platea, palchi, loggioni, trasformando l’intero teatro in uno spazio coreografico diffuso, senza centro fisso, in cui ogni angolo è scena e ogni spettatore diventa testimone privilegiato. Memorabile, tra tanti momenti, l’ingresso vocale della soprano Ana Quintans direttamente dal palco reale, in un ribaltamento simbolico e spettacolare delle gerarchie teatrali.

Il cast vocale brilla: oltre alla Quintans, la vocalità magnetica del basso-baritono Andreas Wolf, l’energia drammatica del tenore Mathias Vidal e l’eleganza interpretativa del giovane soprano Julie Roset compongono un ensemble di altissimo livello, che si muove con naturalezza tra partitura e spazio performativo.

Sul versante coreutico, dominano il linguaggio krump e le sue declinazioni – hip-hop, voguing, flexing – in una sinergia che non ha bisogno di etichette: è arte allo stato puro, arte in movimento, capace di raccontare, di sedurre, di colpire. Non una concessione alla moda, ma un atto poetico, lucido e necessario.

La scenografia – ideata come un grande dispositivo luminoso circolare – si trasforma sotto i nostri occhi: da stella a 24 punte a fluorescenza teatrale, da elemento decorativo a catafalco simbolico. Le luci firmate da Benjamin Mesmer sono un autentico trionfo di invenzione e contemporaneità, mentre i costumi di Charlotte Coffinet, estrosi, visionari, radicali, segnano con decisione l’estetica dello spettacolo.

L’opera ci ha parlato d’amore e guerra, di pace e desiderio, trasportandoci in un viaggio che ha toccato terre lontane come il Perù, la Turchia, l’America del Nord e la Persia. In questo affresco esotico e anti-convenzionale, il dialogo tra Rameau e Louis Fuzelier torna a vibrare grazie a una messa in scena che rifugge ogni tentazione museale.

“Analizzare la musica colta occidentale alla luce delle musiche popolari attuali – ha dichiarato García-Alarcón – ci permette di capire che l’essere umano ha sempre vissuto in simbiosi con la musica e con la danza.” Questo spettacolo ce lo ricorda con un’urgenza rara: che la storia della musica non è fatta per essere conservata, ma per essere danzata, oggi.

Ricardo Ladrón de Guevara
(30 maggio 2025)

Originales en español

La barroca obra de Rameau está mucho más que interpretada por músicos y bailarines.

Amalgamando el barroco con la cruda, energética, vital y  exultante danza urbana

genera pasiones encontradas e  inimaginables de fuerza y dinamismo

para recordarnos que el alma de algunos seres humanos está formada

solo de movimiento y sonido.

La Ópera Ballet de Jean-Phillippe Rameau que hemos tenido el privilegio y el absoluto placer de disfrutar es la versión concebida por el director de orquesta Leonardo García-Alarcón y la creadora y coreógrafa Bintou Dembélé. Se ha fusionado con verdadera maestría, aplomo y sobre todo arte la música barroca con la danza urbana haciendo posible no solo que se mezclen las culturas o se allanen los caminos del entendimiento sino que con ello se contribuya una vez más al engrandecimiento y sobre todo a la renovación de la Ópera. Hacer del espectáculo operístico un ingenioso alarde de contemporaneidad es mucho más allá de aportar perpetuidad al género que demuestra su adaptabilidad a los tiempos, es que lo hace versátil y es precisamente eso lo que lo hace inconmensurable.

Este “concierto coreografiado” sobre la barroca creación de su autor de 1726, ha traspasado las fronteras que separan a los estilos musicales y ha llevado a un nivel muy alto la expresión corporal. No haN existido territorios delimitados, en ningún momento. La Orquesta ha estado entre el público, a espaldas del director, en penumbras, sin partitura. Y los bailarines con peinados y estilismos simplemente maravillosos han estado no sólo atravesando el patio de butacas, en los balcones y palcos si no hasta en lugares imposibles como imposible de olvidar será la actuación de la soprano desde el mismísimo palco real. Y es que todo este incomparable movimiento a ocupado y se ha esparcido por todo el teatro. Haciendo imposible que el punto de atracción esté en un sólo lugar si no en todos.

En todo ello han jugado como eje central las formaciones musicales Cappella Mediterranea y Choeur de Chambre de Namur y la compañía de danza Structure Rualité, y el impecable trabajo de la soprano Ana Quintans, la extraordinaria voz del bajo-barítono Andreas Wolf, la  presencia escénica de un entregado Mathias Vidal tenor con una fuerza interpretativa y dramática que la soprano Julie Roset ha sabido acompañar con exquisito talento.

Los conocedores de estas disciplinas de baile que se han puesto sobre las tablas lo  denominan El lenguaje krump y sus facetas: el hip-hop, el voguing y flexing. Para los que atónitos y maravillados lo hemos disfrutado solo podemos llamarlo de una forma y es arte. Arte en su más atractiva forma de movimiento.

Las indias galantes es el producto de la memorable colaboración entre el compositor Jean-Philippe Rameau y el libretista Louis Fuzelie ofreciendo lugar en ella a la ópera, el teatro y a la danza. Todo en un marco no sólo histórico si no exótico, a ratos hedonista y por sobre todas las cosas  alejado de los convencionalismos.  Desde el principio ha sido marco para el uso de dispositivos mecánicos en escena de avanzada tecnología que contribuyen a la estética del espectáculo. Esta vez la escenografía es un ingenioso dispositivo de luz e imagen, redondo coronado de focos que primero representa una estrella de 24 puntas y luego un más que brillante haz de luz fluorescente, que alguien en algún lugar del patio de butcas grita que se encienda en un momento dado. para convertirse en el catafalco de uno de los personajes del grandioso Andreas Wolf cuando desaparece. Y es que la iluminación de Benjamín Mesme es merecedora de todos los elogios, por diferente, creativa, moderna y vanguardista. Pero sin duda, el logro visual más especial de todos es el vestuario de Charlotte Coffinet, merece toda la atención en escena y permanece en el recuerdo de todos.

Se nos ha hablado durante toda la función de amor, de guerra, paz y se nos ha transportado a lugares tan disimiles entre si como Perú, Turquía, Norteamérica y Persia. Y uno de sus creadores, uno de los artífices de esta magia, Leonardo García-Alarcón así ha hablando también: “Analizar las músicas cultas occidentales, intentar comprender su origen a través de las músicas populares actuales, nos lleva a tomar conciencia de que el ser humano siempre ha vivido con la música y la danza”

Ricardo Ladrón de Guevara
(30 maggio 2025)

La locandina

Direttore Leonardo García-Alarcón
Regia e coreografie Bintou Dembélé
Costumi Anaïs Durand Munyankindi
Luci Benjamin Nesme
Drammaturgia Simon Attab
Personaggi e interpreti:
Amour / Phani / Fatime / Zima Julie Roset
Hébé / Émilie / Zaïre / Atalide Ana Quintans
Valère / Don Carlos / Tacmas / Damon Mathias Vidal
Bellone / Osman / Huascar / Ali / Don Alvar Andreas Wolf
Cappella Mediterranea
Choeur de Chambre de Namur
CIE RUALITÉ

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